jueves, 28 de octubre de 2010

Haciendo realidad la estrategia

En el ambiente competitivo de los negocios globales de hoy,
todas las empresas trabajan diligentemente en el análisis de
alternativas y en la creación de una estrategia de negocio
que les otorgue una ventaja competitiva. Sin embargo, una vez
definida la estrategia, nueve de diez organizaciones fracasan en su implementación
efectiva.1 Tendencias tales como la globalización, los clientes con cada vez mayor
poder de decisión y el cambio rápido y acelerado, hacen que cerrar la brecha entre
estrategia y ejecución sea ahora más urgente que nunca. El difícil entorno económico
actual solamente aumenta la urgencia de este imperativo. Ya no estamos viviendo
en aquel mundo de "la marea alta eleva todos los barcos" de los años recientes, y la
ejecución efectiva ocupa el sitio más prominente en la corporación. Hoy muchos
barcos se están hundiendo.
¿Cuál es la respuesta? ¿Cómo puede la dirección comunicar la estrategia efectivamente,
y asegurar que toda la organización la compre y esté alineada detrás de ella? Los sistemas
para la optimización del desempeño empresarial son una importante herramienta para
el éxito. En la medida en que las corporaciones tienen la bendición (y la maldición)
de cantidades cada vez mayores de datos que cambian rápidamente, la toma de
decisiones limitada a las oficinas de la dirección o a cualquier silo apartado de la
empresa ha dejado de ser una opción viable. Esto puede llevar a que la estrategia esté
desconectada de las operaciones, a que las decisiones se tomen sin contexto, y a una
falta de coordinación a través de la organización y en todo el ecosistema del negocio.
Mediante la utilización de sistemas de optimización del desempeño empresarial,
los empleados empoderados pueden tomar con seguridad y confianza decisiones
oportunas y alineadas con la estrategia, sobre la base de hechos, en contraposición
a la intuición o a las consideraciones de carácter político dentro de la organización.
Estas herramientas también hacen posible la transparencia y actúan como un
fundamento para la gestión del riesgo empresarial.
Estas herramientas pueden cambiar nuestras organizaciones fundamentalmente.
El papel de la dirección ya no es el de "decisor máximo", sino el de "traductor"
y "entrenador", que da inicio a la estrategia y define los indicadores que alinearán
los esfuerzos de cada una de las partes interesadas con la estrategia como un todo.
La buena estrategia, implementada efectivamente, puede proporcionar la ventaja
competitiva sustentable que todas las organizaciones aspiran lograr.

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